martes, 7 de octubre de 2008
No es que mi corazón esté roto, es que ya no es el mismo.
Mis ojos están secos, ya no lloran,
pero quiero desahogarme de este peso que me controla.
Y quizás sea verdad, ya no sé qué creer,
quizá el amor no exista y me pregunto por qué creí en él.
Las promesas son mentiras, el silencio te escucha,
el tiempo nos olvida, la vida es una continua lucha.
El paisaje cambia porque no puedo pintarlo yo;
si sigo aquí es porque tengo un contrato con Dios.
Mis heridas no se sanan, pero sí se hacen más grandes.
¡Tú no me entiendes, cállate, mírame, dime que sientes!
Tú decides si quieres olvidarme o vivir con eso.
Confieso que no sigo siendo aquella aunque lo intento.
Te juro que pensé que tú podías ser mi vida pero me equivoqué como la mayoría.
Mis ojos están secos, ya no lloran,
pero quiero desahogarme de este peso que me controla.
Y quizás sea verdad, ya no sé qué creer,
quizá el amor no exista y me pregunto por qué creí en él.
Las promesas son mentiras, el silencio te escucha,
el tiempo nos olvida, la vida es una continua lucha.
El paisaje cambia porque no puedo pintarlo yo;
si sigo aquí es porque tengo un contrato con Dios.
Mis heridas no se sanan, pero sí se hacen más grandes.
¡Tú no me entiendes, cállate, mírame, dime que sientes!
Tú decides si quieres olvidarme o vivir con eso.
Confieso que no sigo siendo aquella aunque lo intento.
Te juro que pensé que tú podías ser mi vida pero me equivoqué como la mayoría.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario